En Colombia, el cáncer continúa siendo una amenaza silenciosa y persistente para la salud femenina. Cada año, miles de mujeres enfrentan un diagnóstico que transforma sus vidas. Detectarlo a tiempo no solo mejora el pronóstico, sino que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Según datos recientes de la Cuenta de Alto Costo (CAC), en 2024 se registraron 651.589 casos prevalentes de cáncer en el país, con más de 62.000 nuevos diagnósticos en el último año. De ese total, el 56,4 % corresponde a mujeres, siendo el cáncer de mama el más común, seguido por el cáncer colorrectal y el de cuello uterino. Este aumento del 5,41 % respecto al año anterior evidencia un avance en la detección, pero también la persistencia de factores de riesgo que aún no han sido controlados.
Factores de riesgo: estilos de vida y condiciones sociales
La aparición del cáncer femenino está fuertemente vinculada a hábitos de vida poco saludables, como el tabaquismo, una alimentación rica en grasas procesadas, el sedentarismo, la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y la exposición a virus como el del papiloma humano (VPH). A estos se suma el envejecimiento, que, según el Ministerio de Salud, influye en la aparición de varios tipos de cáncer debido al debilitamiento de los procesos naturales de reparación celular.
La detección temprana marca la diferencia entre la vida y la muerte”, ha reiterado en múltiples ocasiones la Liga Colombiana contra el Cáncer. Identificar la enfermedad en sus primeras etapas no solo mejora la calidad de vida de las pacientes, sino que aumenta significativamente las probabilidades de tratamiento exitoso.
Sin embargo, el país aún enfrenta profundas brechas en el acceso a los servicios de salud, especialmente entre mujeres en condición de vulnerabilidad o que habitan en zonas rurales. Estas barreras limitan las oportunidades de realizarse chequeos preventivos, exámenes diagnósticos y acceder a tratamientos oportunos.
La lucha contra el cáncer comienza con la información y la prevención. Asistir a chequeos periódicos, adoptar hábitos de vida saludables y exigir políticas públicas más eficaces son pasos fundamentales para cambiar el rumbo de esta enfermedad en el país.