En el siglo XIX, las expediciones para descubrir y catalogar la biodiversidad del planeta estaban en auge. Si bien Colombia era un país rico en fauna y flora, aún no contaba con los protocolos adecuados para la captura, el etiquetado y la preservación de las especies recolectadas. Esto llevó a que muchos especímenes terminaran en museos de Europa y Estados Unidos, privando a Colombia de un valioso conocimiento científico.

Un ejemplo de este caso es el escarabajo Chalcochlamys dohrni, una especie endémica de Colombia que fue descrita por primera vez en 1898. Tras su descubrimiento, no se volvió a tener registro de su existencia hasta hace poco.

El escarabajo Chalcochlamys dohrni lo encontró nuevamente Jhon César Neita Moreno, curador de la Colección de Entomología del Instituto Humboldt, que ha dedicado su vida entera al estudio de los insectos, en medio de un muestreo en una estación biológica que había sido organizada por la comunidad y el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP) en el corregimiento chocoano de Tutunendo, en Quibdó