En los últimos días, la comunidad de Apartadó ha sido testigo de un capítulo doloroso en su historia política. Los ataques sistemáticos contra el alcalde Héctor Rangel, provenientes de un grupo político que actualmente está bajo la lupa de las autoridades, han generado una ola de indignación entre los ciudadanos. Estos ataques, perpetrados por individuos ya capturados por la Fiscalía, son un intento desesperado de recuperar el poder para saquear nuevamente las arcas municipales, tal como se ha hecho en el pasado.
El clima en Apartadó es de frustración y dolor, pero también de una creciente solidaridad hacia un hombre que ha demostrado su compromiso con el pueblo. Según encuestas recientes, en caso de que se convoquen elecciones atípicas, los apoyos a Rangel podrían aumentar de 28,000 a 36,000 votos. Este incremento no es casual; refleja la voluntad de una comunidad que se siente agraviada y que reconoce en Rangel a un líder que ha trabajado incansablemente por el bienestar de todos, sin haber sido jamás investigado o detenido por corrupción.
El único “error” de Rangel ha sido compartir un momento público con el actual diputado Walter Salas, una acción que, lejos de constituir un acto reprochable, nos recuerda que la política no debe ser un juego de ataques personales, sino un espacio para la construcción colectiva.
Expertos legales han confirmado que Rangel es un candidato viable si se convocan elecciones atípicas, lo que infunde un aire de esperanza en nuestros corazones. El pueblo de Apartadó, unido en su deseo de justicia, ha decidido no permanecer en silencio ante las injusticias. Con Dios por delante, estamos seguros de que la verdad saldrá a la luz.
Hoy, más que nunca, es momento de respaldar a nuestros líderes que, a pesar de las adversidades, han decidido mantenerse firmes en su compromiso con el bienestar de nuestra comunidad. La lucha por la justicia y la transparencia en la gestión pública es una tarea que nos involucra a todos. No dejemos que el miedo o la manipulación nos desvíen de nuestro camino.