Una sorprendente paradoja está ocurriendo en Necoclí, un municipio que hasta hace poco era el epicentro de las oleadas de migrantes rumbo a Estados Unidos. Ahora, el flujo ha disminuido drásticamente, afectando la economía local que dependía en gran parte de estos viajeros.

Las cifras del Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá revelan una caída del 93% en el ingreso de migrantes irregulares desde Colombia. En enero de 2025, solo 2.229 personas cruzaron el Darién, en contraste con los 23.099 que lo hicieron en el mismo período de 2024. Las nuevas políticas migratorias del presidente de EE.UU., Donald Trump, y de las autoridades panameñas han endurecido el panorama para quienes intentan la peligrosa travesía.

El secretario de Gobierno de Necoclí, Johan Espitia, explicó que los mensajes contundentes de EE.UU. y Panamá han disuadido a los migrantes, quienes ahora esperan mejores condiciones antes de tomar una decisión. En los tiempos de mayor flujo, entre 1.000 y 2.000 personas llegaban a Necoclí diariamente; hoy en día, apenas unos pocos se aventuran a iniciar la ruta hacia el norte.

Pero mientras la entrada de migrantes disminuye, una nueva situación podría desatar una crisis migratoria en sentido inverso. Migrantes varados en México ante el cierre de fronteras de EE.UU. están regresando a sus países de origen, recorriendo el mismo camino en sentido contrario. Costa Rica ya ha comenzado a evacuar grupos hacia Panamá, donde cerca de 350 personas esperan su traslado a Necoclí.

El proceso de retorno implica un complejo trayecto desde Lajas Blancas hasta Puerto San Blas en buses, luego en lancha hasta Puerto Obaldía, y desde allí una caminata hasta La Miel, cruzando a Capurganá y finalmente llegando a Necoclí en lancha. Esta situación genera incertidumbre: ¿Está preparado el municipio para afrontar esta nueva ola migratoria inversa? ¿Qué pasará con la deuda de 2.500 millones de pesos que el gobierno nacional supuestamente tiene con Necoclí por la atención a los migrantes?

A esto se suma otra gran interrogante: ¿Dónde quedó el dinero generado por la «derrama económica» que dejaban los migrantes en su paso por Necoclí? Las respuestas a estas preguntas podrían definir el futuro de la región ante este inesperado giro en el fenómeno migratorio.