El precio del gas natural se ha convertido en una de las principales preocupaciones para los colombianos, tras dispararse en febrero y aportar significativamente al incremento de la inflación. Según el DANE, la inflación anual llegó al 5,28 %, y el gas natural fue uno de los protagonistas de esta subida, con un aumento del 22,1 % en su costo anual.

Mientras los arriendos y otros servicios públicos registraron aumentos moderados, el gas natural despegó con una variación mensual del 14,4 %, afectando directamente las facturas de los hogares. La empresa Vanti anunció que en varias regiones del país, incluyendo Bogotá, los incrementos alcanzarían hasta un 36 %, debido al encarecimiento de la molécula de gas y los costos del transporte.

La controversia está servida: mientras el Gobierno insiste en que la producción nacional es suficiente para abastecer la demanda, las empresas del sector aseguran que es necesario importar gas, lo que eleva los costos y repercute en las tarifas. La realidad es que ya se está importando gas, lo que ha encarecido el transporte hasta más del doble en algunos casos, afectando principalmente a ciudades como Bogotá.

El impacto no es uniforme: Ibagué encabeza la lista de ciudades más afectadas, con un alza del 35,1 % en la variación mensual del gas, mientras que en Cúcuta el incremento fue apenas del 0,54 %.

Los colombianos enfrentan un panorama incierto, donde el costo del gas sigue en ascenso y amenaza con prolongar la presión inflacionaria. La gran pregunta es: ¿cómo y cuándo se estabilizará esta situación? Por ahora, la realidad apunta a que el impacto en el bolsillo seguirá sintiéndose en los próximos meses.