Mientras el presidente Gustavo Petro lideraba la multitudinaria marcha del Día del Trabajo desde la Casa de Nariño hacia la Plaza de Bolívar, rodeado por casi todo su gabinete, congresistas aliados y figuras clave de su gobierno, una ausencia resonó con fuerza: la de la canciller Laura Sarabia.
Sarabia, quien alguna vez fue la figura más cercana al mandatario, la estratega en las sombras, no apareció ni entre los convocados ni entre los espontáneos. En su lugar, fue vista en un reconocido café de Bogotá, lejos de las consignas, los aplausos y las cámaras.
Cada aparición pública de Petro parece dejar al descubierto las fracturas internas de su equipo de gobierno, y la de este Primero de Mayo no fue la excepción.
La nueva figura que ha tomado su lugar junto al presidente es Angie Lizeth Rodríguez, actual directora del DAPRE, quien cada día cobra más protagonismo, al punto de desplazar en hechos y gestos a quien antes fue considerada la mujer más poderosa del Palacio.
En la marcha estuvieron:
– Senadoras y representantes aliadas como María José Pizarro y María Fernanda Carrascal
– Ministros de peso como Armando Benedetti (Interior), Antonio Sanguino (Trabajo), Guillermo Alfonso Jaramillo (Salud) y Daniel Rojas (Educación)
– Incluso, la compañera sentimental de Nicolás Petro, Laura Ojeda.
Pero ni una señal de Sarabia. Su ausencia no es un hecho menor. Es la confirmación pública de un distanciamiento que ya venía gestándose tras varios roces y episodios de tensión política.
Una soledad que, en política, grita más que cualquier declaración oficial.