Una goleta construida por jóvenes sin experiencia, guiados por un maestro con más de medio siglo en el oficio, simboliza la recuperación de la carpintería de ribera en la bahía El Uno.

Turbo, Antioquia En el astillero de los hermanos Coneo, ubicado en la bahía El Uno de Turbo, un velero de madera reposa sobre un andamio esperando su primer encuentro con el mar. La embarcación, construida desde cero por seis jóvenes sin experiencia previa, marca el renacimiento de un oficio ancestral: la carpintería de ribera.

Este proyecto hace parte de una iniciativa de la Corporación Social y Cultural CocoBalé, liderada por Ruth Cantillo y el sociólogo holandés Gerard Martin, para rescatar un saber tradicional que se encuentra en vía de extinción. La carpintería de ribera —también conocida como ebanistería naval consiste en construir y reparar embarcaciones de madera, un arte que, aunque desplazado por la llegada de materiales modernos como la fibra de vidrio, aún sobrevive en Turbo.

Según estudios realizados por CocoBalé, Turbo alberga la mayor concentración de embarcaciones de cabotaje en madera del país, superando a puertos como Tumaco, Buenaventura y Cartagena. Las prácticas de construcción de estas lanchas canoas, piraguas y barcazas integran conocimientos indígenas, afrocolombianos y europeos.

El proyecto, respaldado por el Ministerio de Cultura bajo la metodología de las Escuelas Taller, seleccionó a seis jóvenes que durante 250 horas de formación aprendieron el oficio bajo la guía del maestro Luis Miguel Coneo, de 68 años, quien ha dedicado más de cinco décadas a esta labor.

“Ya este barco pide agua”, comenta con orgullo Mateo Gaviria, uno de los aprendices, al ver su trabajo terminado. Yeider Cuesta Perea, de 18 años, agrega: “Es algo que ha marcado mi vida. Al principio parecía imposible, pero hoy es una realidad”.

La goleta, de seis metros de eslora por dos de manga, puede ser impulsada a vela, remo o motor. Fue construida con técnicas tradicionales, usando madera inmunizada como roble y cedro, e incluye procesos como galafateado, instalación de cuadernas y lectura de planos.

El proyecto no se detiene aquí. CocoBalé planea restaurar una canoa de 40 años y crear una flotilla, además de construir una embarcación para 35 pasajeros que conecte Turbo con Santa María del Darién. También gestionan intercambios con astilleros en Holanda para ampliar el conocimiento de los aprendices.

“Este es un proyecto de futuro”, afirma Gerard Martin. “Queremos crear una escuela permanente donde los jóvenes aprendan no solo a construir barcos, sino también a navegar. La idea es que este conocimiento se mantenga vivo entre el río y el mar”.

La goleta construida en Turbo no solo es una muestra de la pervivencia del saber ancestral, sino también un símbolo de oportunidades para los jóvenes y una apuesta por el turismo y el desarrollo cultural de la región.

Por yujalon99