El sábado 1 de marzo de 2025, Erika Deyanira Morales, una joven de 20 años, encontró finalmente la paz tras una batalla que comenzó a los 17. Víctima de un brutal ataque en un bar de Pasto, donde una botella truncó su vida, Erika quedó cuadripléjica, enfrentando desde entonces un calvario de dolor y sufrimiento.
Originaria de Los Andes, Sotomayo, Erika luchó incansablemente por una vida digna. Su solicitud de eutanasia, inicialmente negada por su EPS Emssanar, fue finalmente aprobada el 22 de febrero, un rayo de esperanza en medio de la adversidad.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Erika falleció el sábado, antes de que el procedimiento pudiera llevarse a cabo. Su hermana Tatiana compartió la triste noticia en redes sociales, con un emotivo mensaje: «Vuela muy alto, mi bello ángel, te amo hermanita siempre».
La historia de Erika es un testimonio de resiliencia. A pesar de la tragedia que marcó su vida, su lucha por la eutanasia abre debate sobre el derecho a una muerte digna. Su partida deja un vacío profundo, pero su legado de fortaleza y amor perdurará en la memoria de quienes la conocieron.