Irán sigue enfrentando una grave emergencia tras la potente explosión ocurrida el pasado sábado 26 de abril en el puerto de Shahid Rajaee, el mayor del país y una pieza clave para su comercio internacional. El incendio, que continúa activo tres días después, ha dejado hasta el momento al menos 46 muertos y más de mil heridos, según fuentes oficiales.
La detonación, que se produjo cerca del mediodía local y fue escuchada a decenas de kilómetros a la redonda, se originó en un muelle donde se almacenaban materiales peligrosos y productos químicos. Aunque las causas exactas todavía no han sido confirmadas, las autoridades aduaneras del puerto señalaron que un incendio previo podría haber desencadenado la tragedia.
Ubicado cerca de Bandar Abbas, una ciudad costera en el estratégico estrecho de Ormuz —por donde transita aproximadamente una quinta parte del petróleo mundial—, el puerto de Shahid Rajaee moviliza el 85% del comercio marítimo iraní. La magnitud del desastre ha generado alarma no solo en Irán, sino también en la región.
El Líder Supremo, ayatolá Alí Jamenei, ordenó una investigación exhaustiva para esclarecer si se trató de un caso de negligencia o de un acto intencional. Por su parte, el presidente Masud Pezeshkian visitó el domingo los hospitales de Bandar Abbas para atender a los heridos y expresar su solidaridad.