La Corte Constitucional de Ecuador ha marcado un hito al despenalizar la eutanasia. En su fallo, declaró constitucional el derecho de las personas que, debido al intenso sufrimiento proveniente de una lesión corporal grave e irreversible o de una enfermedad grave e incurable, soliciten el procedimiento de la muerte asistida. Esta decisión, con siete votos a favor y dos en contra, tiene aplicación inmediata. Aunque no acoge todos los argumentos sobre una muerte digna, reconoce el derecho a decidir por la autonomía personal y a tener una vida digna, no solo una vida en sentido de subsistencia.

El proceso fue impulsado por Paola Roldán Espinosa, una mujer de 42 años que sufre de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa que afecta y destruye las células nerviosas que controlan los movimientos voluntarios. Paola, postrada en una cama sin poder moverse, luchó incansablemente por la despenalización de la eutanasia. La sentencia de los jueces también pide al Defensor del Pueblo que en un plazo de seis meses prepare un proyecto de ley que regule los procedimientos eutanásicos, y al Ministerio de Salud que expida un reglamento para la aplicación de la eutanasia activa voluntaria.

En ese orden de ideas, Ecuador se une a Colombia en América Latina al reconocer el derecho de las personas a elegir una muerte digna en circunstancias extremas. Este avance representa un paso hacia una sociedad más compasiva y respetuosa de la autonomía individual en decisiones tan trascendentales como esta.