Santo Domingo, República Dominicana – Lo que prometía ser una noche de celebración y música en el legendario club Jet Set, se convirtió en una pesadilla que ha dejado una profunda herida en el corazón de República Dominicana. La madrugada del martes, el techo de la discoteca colapsó sobre cientos de personas, apagando vidas y sueños en un instante.
La magnitud de la tragedia es desgarradora: al menos 113 personas perdieron la vida, más de 250 resultaron heridas y decenas permanecen desaparecidas bajo los escombros. Entre las víctimas, se encuentran figuras destacadas del deporte, las artes y la política del país, personalidades que daban brillo a la vida dominicana.
Jet Set, un icono de la vida nocturna con 50 años de historia, se había convertido en un escenario de alegría y encuentro cada «lunes bailable». Esa noche, la voz inconfundible de Rubby Pérez, «la voz más alta del merengue», resonaba en el local, llenando de ritmo y pasión a los presentes. Pero la música se interrumpió abruptamente cuando el techo se desplomó, llevándose consigo la vida del querido cantante y de muchos otros.
El presidente Luis Abinader, conmovido por la tragedia, declaró tres días de duelo nacional. «Lamentamos profundamente lo ocurrido en la discoteca Jet Set», expresó, mientras aseguraba que los organismos de socorro trabajaban incansablemente en las labores de rescate.
Los testimonios de los sobrevivientes pintan un cuadro de horror y desconcierto. «Fue algo relámpago totalmente», relató Enrique Paulino, mánager de Rubby Pérez, quien logró escapar con vida. Otros asistentes describen cómo vieron caer «arenilla» del techo segundos antes del colapso, una señal de advertencia que nadie pudo anticipar.
Las autoridades aún investigan las causas del derrumbe, mientras que el dueño de Jet Set, Antonio Espaillat, ha expresado su dolor y ha prometido colaborar plenamente con las investigaciones.
La tragedia de Jet Set ha dejado un vacío imborrable en República Dominicana. Un lugar que durante 52 años fue un templo de la música y la alegría, hoy es un símbolo de dolor y pérdida. Mientras las autoridades continúan las labores de rescate y se busca respuestas, el país se une en un abrazo solidario para honrar a las víctimas y acompañar a sus familias en este momento de profunda tristeza.