Mario Vargas Llosa, gigante de las letras hispanoamericanas y Premio Nobel de Literatura, falleció este domingo 13 de abril de 2025 en Lima, a los 89 años. Su hijo, Álvaro Vargas Llosa, confirmó la noticia en un comunicado en el que aseguró que el escritor murió en paz, acompañado por su familia.

Con su muerte, se apaga una de las voces más poderosas y polémicas de la literatura contemporánea. Autor de clásicos como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral y La fiesta del Chivo, Vargas Llosa dedicó su vida a contar los dilemas, las contradicciones y las pasiones de América Latina, siempre con una prosa rigurosa, aguda y profundamente humana.

No fue solo un narrador excepcional: también fue un intelectual comprometido con el debate público. A lo largo de su vida, Vargas Llosa participó activamente en la discusión política, defendiendo sin ambigüedades la democracia liberal. Sus opiniones generaron controversia en más de una ocasión. En Colombia, por ejemplo, causó revuelo en 2022 al calificar la victoria electoral de Gustavo Petro como un “accidente enmendable y corregible”, durante una intervención en el XV Foro Atlántico, evento organizado por la Fundación Internacional para la Libertad, entidad que presidía.

Vargas Llosa no temía al debate ni al disenso. Escribía, opinaba, polemizaba. Su legado va más allá de sus novelas: deja una forma de pensar y de mirar el mundo que marcó a generaciones de lectores y escritores.