Un día como hoy, hace exactamente un siglo, se consolidó un hecho que cambiaría la historia del noroeste colombiano: Urabá fue incorporado oficialmente al departamento de Antioquia.
La decisión se formalizó mediante la Ley 17 de 1905, como una forma de compensar a Antioquia tras la pérdida del territorio que dio origen al Viejo Caldas (hoy dividido entre los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda). Con esta reconfiguración territorial, Antioquia no solo ganaba tierras fértiles y biodiversas, sino también una puerta estratégica hacia el mar Caribe.
Desde entonces, Urabá ha sido una región clave por su ubicación geoestratégica, su riqueza natural y, especialmente, por el auge del cultivo del banano, que se convirtió en el motor económico de la zona y en símbolo de su identidad productiva.
A lo largo de estos 100 años, Urabá ha enfrentado retos y transformaciones profundas. Ha sido testigo del conflicto armado, pero también del empuje de sus comunidades, del crecimiento del comercio marítimo y de una apuesta cada vez más fuerte por el desarrollo agroindustrial y la conectividad con el resto del país y el mundo.
Hoy, al cumplirse un siglo de aquella decisión histórica, Urabá sigue siendo una región vital para Antioquia y para Colombia: una tierra fértil, resiliente y estratégica que mira hacia el futuro con la misma fuerza con la que ha resistido el pasado.