La temporada invernal tiene en emergencia a la subregión de Urabá, donde los 11 municipios han reportado afectaciones, pero cinco de ellos enfrentan situaciones de alta gravedad. Las lluvias intensas han provocado inundaciones, aislamiento de comunidades y daños en viviendas, cultivos e infraestructura pública.
Chigorodó fue el primero en declarar calamidad pública, tras las fuertes precipitaciones que dejaron a 75 familias damnificadas, equivalentes a más de 200 personas. Las zonas rurales, como la vereda Guapá León, han sido las más golpeadas. Allí, las aguas se desbordaron, inundando viviendas y destruyendo cultivos. La administración local avanza en un censo para dimensionar el total de afectados y canalizar ayudas humanitarias
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En Mutatá, los organismos de socorro reportaron cuatro comunidades rurales afectadas y al menos 100 familias damnificadas, mientras que en Arboletes y San Juan de Urabá, tanto el casco urbano como zonas rurales han sufrido fuertes inundaciones.
Sin embargo, la situación más crítica se registra en San Pedro de Urabá, específicamente en la comunidad indígena El Paraíso, vereda El Zumbido. Las lluvias diarias han afectado a más de 40 familias indígenas, destruyendo la escuela, el restaurante comunitario y los cultivos.
Shirley Peña, cacica del resguardo, denunció que niños y niñas están enfermando por el lodo y las condiciones insalubres: fiebre, tos y síntomas virales se han extendido. Además, una parte de la comunidad se encuentra incomunicada debido al colapso del puente que los conectaba con la zona central. Pese a la visita de la administración municipal, aún no han recibido respuesta efectiva, y la comunidad clama por una reubicación urgente antes de que ocurra una tragedia mayor.
En Necoclí, se mantiene la alerta roja por el posible desbordamiento del río Mulatos. Las autoridades monitorean su caudal y han instalado un albergue temporal ante la amenaza latente.
Las comunidades esperan que el Gobierno Nacional y la Gobernación de Antioquia activen de inmediato planes de respuesta y garanticen la atención integral de los damnificados. El llamado es urgente: la lluvia no da tregua y la emergencia humanitaria podría escalar.