En un impulso por disminuir el desperdicio de alimentos y contribuir a la seguridad alimentaria, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) han desarrollado un innovador aerogel que podría prolongar la vida útil de frutas y verduras en hasta ocho días adicionales. Este material, similar a una esponja, tiene la capacidad de absorber la humedad presente en las bandejas de los alimentos en los supermercados, evitando que se generen manchas oscuras, moho o la textura aguada que comúnmente afecta a estos productos perecederos.
Este avance responde a una creciente preocupación por el desperdicio de alimentos durante su distribución. Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), en 2022, el 62% de los alimentos desperdiciados correspondieron a frutas y verduras, lo que representa 6,1 millones de toneladas. Este tipo de pérdidas no solo tiene un impacto económico, sino que también agrava la inseguridad alimentaria en el país.
El aerogel desarrollado está compuesto por materiales como la celulosa y está diseñado para ser integrado en los empaques de los alimentos. Su función principal es absorber el 100% de la humedad que rodea el producto, lo que disminuye la proliferación de bacterias, hongos y levaduras, factores que aceleran la descomposición de las frutas y verduras.
Mercedes del Pilar Vera Mahecha, magíster en Ingeniería Química de la UNAL, explica que “la humedad es uno de los factores que más afecta la vida útil de estos productos, ya que crea un ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos que aceleran su deterioro”.
En los ensayos realizados, el uso de este aerogel demostró ser eficaz para alargar la vida útil de alimentos perecederos. Un melón picado, por ejemplo, pasó de durar entre 3 y 6 días sin el tratamiento, a mantenerse fresco durante 8 días con el empaque innovador. Además, se comprobó su efectividad en hortalizas como zanahorias y hierbas aromáticas, cuyos períodos de conservación también se vieron significativamente extendidos.
Este avance no solo representa un beneficio para los consumidores, quienes podrán disfrutar de productos frescos durante más tiempo, sino que también tiene un impacto positivo en la industria alimentaria. Al reducir el desperdicio por deterioro, se mejora la eficiencia y sostenibilidad en la distribución y comercialización de estos productos perecederos.